24 mai 2006

de los muertos no decís nada más que tonterías

yo quiero morirme cuando a mí me dé la gana
y no quiero que nadie hable de mí
y no quiero que nadie haga un resumen de mi vida
ni que sintetice mis rasgos
ni que simplifique mi carácter
ni que se crea capaz de decir quién fui

yo quiero morirme como a mí me dé la gana
y quiero que nadie se acuerde de mí
que no sientan vacío, pena, alivio o alegría
no quiero flores de mentira
tampoco flores de verdad
tal como llegué quiero marcharme de aquí

yo quiero morirme cuando a mí me dé la gana
y que a nadie le quede nada de mí
que de los muertos no decís nada más que tonterías
yo sólo quiero ser ceniza
que, con el tiempo, se volatiliza
despedirme de todos y echarme a reír

y que no quiero que nadie haga un resumen de mi vida
que no sientan vacío, pena, alivio o alegría
que de los muertos no decís nada más que tonterías

7 mars 2006

su mp3

la tierra. europa. francia. rennes.
en un piso de cincuenta metros cuadrados, una chica se lava los dientes. se mira al espejo. se enjuaga la boca. en el comedor, el chico cancela un encuentro por teléfono. su francés es patético, insoportable, risible, desesperante, opina ella, quien evita prestarle demasida atención.

horas antes, el chico había ido al banco. y también les engaña. les hace creer que el alquiler no está pagado por su culpa.

la chica hace algo mal, no importa el qué, y se echa en la cama a llorar. "es estúpido", se dice. "cuando se equivoca, se afeita, recoge cosas o dice que se va a buscar trabajo".

días antes, había empezado a hacer la maleta, airada, había metido las prendas que menos usaba, furiosa, prácticamente había vaciado un armario, dolida, y, agotada, la había dejado a medio hacer. ahora sigue junto a la cama, mal colocada y obturando el paso, como un firme testigo de su propósito de marcharse.

el chico va detrás de ella, se acuesta con ella, discute con ella, que no quiere oírle. al otro lado de la habitación, una araña se detiene un momento, y luego sigue correteando. la chica consigue quedarse sola, poco a poco se sosiega, su respiración se calma, se sume en un sueño dulce y leve.

en el comedor, él recoge cosas, se oye trasiego de platos, de vasos, de cajas vacías, de cajas de plástico.

tres individuos se cuelan en casa. el dormitorio es la habitación más cercana.

la cogen, la amarran y la amordazan. en su cuello, una navaja. el chico se acerca al oír jaleo. y la ve. y los ve.
- on a la fille, salop! donne-nous tous ce que t'as, con! vite!
- pajdong?
la chica cae muerta al suelo.

horas antes, él le había prestado, quizá regalado, su mp3.